Rosa Elena González Hdz.

0
Votos
Nota Aburrida
Nota Interesante
Es una  fiera el  muchacho…

martes, 29 de julio de 2014
Comparte esto en Facebook
Comparte esto en Twitter
Comparte esto en Digg
Enlarge Font
Decrease Font
Entré a la recamara y tu estabas ahí recostado en la cama, cómo si nada hubiera sucedido, cómo si quisieras que olvidara los corajes que me has hecho pasar, no supe si reír o llorar.
¿Cómo entraste?, no lo sé, cómo tampoco supe en otro tiempo como te metiste en mi casa, cómo te convertiste en parte de mi vida, cómo comencé a quererte y tolerarte todas tus locuras.
A pesar de que te veías hermoso te pedí que te fueras y que no quería que regresaras a mi recámara nunca más, te incorporaste lentamente, en silencio, tus ojos fijos en mi como queriendo convencerme, casi lo logras, inspirabas tanta ternura que estuve a punto de pedirte que te quedaras.
Al salir volteabas, me mirabas, con paso presuroso te alejabas, las escaleras bajabas, con todo lo que te quiero porque, por solitarios días y desveladas noches has sido mi compañero, no quise que quedara rastro de tu presencia en mi cama.
Las sábanas que aún estaban tibias las cambie presurosa, encendí extractor, aromatice, no quería que en el ambiente se sintiera tu presencia y que ni un solo pelo tuyo quedara sobre mi cama.
Te quiero pero ya no estoy dispuesta a soportarte tantos caprichos, que cada vez que se te antoje entres a mi espacio, aún recuerdo que te di de beber y de mi mano aprendiste a comer, qué conmigo aprendiste a correr.
Quienes te conocen dicen que eres un macho hermoso, educado, que tu piel, tus músculos y tu mirada llaman la atención, y yo que te siento mío solo siento emoción.
La verdad es que el muchacho es una fiera, sabe defender lo que es suyo, constantemente me pierde el respeto y hace lo que se le antoja, pero con todo y que me gusta ya no estoy dispuesta a que regrese y nuevamente revuelva mis sábanas y duerma en mi cama.
Es un hijo de su perra madre, lo es, estoy segura de ello y por lo tanto tampoco crea que es un insulto, de quien le hablamos es de Hércules, un perro boxer atigerado, hijo de perra, así se llama su madre.
Hércules es un consentido, es un perro que se siente humano, no le gusta estar solo, le encanta salir a pasear, no le agrada comer croquetas solas, le desagrada el calor y en el clima siempre quiere estar.
Se llama Hércules pero de cariño se le dice muchacho, él es parte de la familia, de nuestras vidas, algunos fines de semana y vacaciones se ha convertido en mi compañía, a veces creo que es más obediente y fiel que muchos seres humanos.
Muchacho es amo y señor de la casa, la recorre de arriba abajo, pero a mi recámara sabe no debe entrar y menos en la cama dormitar.
Esa fue la razón de mi sorpresa al encontrarlo echado en mi cama, más porque un día antes fue regañado por destrozar zapatos, y estaba ahí, como si no hubiera pasado nada, con sus ojos de ternura que ya no sabía si reír o llorar por el desorden.
Debemos cuidar, amar y respetar a nuestras mascotas, ellas sienten, entienden, los perros tienen sentido de pertenencia, son fieles y capaces de defenderte, pero también se les tiene que marcar límites, acostumbrarlos a respetar espacios.

 

Opina sobre este artículo

Nombre   Email  
Título
Opinion

Columnas Anteriores