Alíber López

Optica Política

Optíca Política

Ante el proceso progresivo inflacionario que hemos sufrido en más de 30 años de aplicación de políticas neoliberales, el tema de los aumentos salariales a los salarios mínimos nacionales se aparece recurrentemente en la agenda nacional.

Después del pronunciamiento del Jefe de Gobierno del D.F. , Miguel Ángel Mancera Espinosa, en un foro internacional, sobre la necesidad de realizar un aumento de emergencia a los “salarios mínimos”, múltiples autoridades, políticos y comentaristas, se han estado pronunciando al respecto.
Aunque las autoridades no niegan el deterioro de los “mínimos”, cada que hay revisión de los mismos, se niegan a restablecer su poder de compra.

La Comisión tripartita conformada por el Gobierno, los empresarios y los líderes laborales coinciden un año sí y otro también, en realizar aumentos “Bartolianos” de alrededor de 2 pesos diarios.

Argumentan que aumentar porcentajes mayores, seria inflacionario y siempre, los salarios son rebasados por la inflación. Argumentan también que para que aumenten más los salarios debe haber mayor productividad y siempre soslayan el fenómeno de la plusvalía.

Ese dinero no pagado al trabajador que aumenta el porcentaje de las ganancias de los empresarios que bien pudieran distribuirlas, disminuyendo el nivel de sus ganancias.
Por algo surgió después de las luchas obreras de 1886 el derecho de huelga, protegido por nuestra Constitución y el Artículo 123 Constitucional, que con las últimas reformas laborales pretende soslayarse.

Si actualmente un porcentaje mínimo recibe el “minisalario” y por eso “justifican” algunos, su anticonstitucional autorización, es importante que sepan que la mayoría de los trabajadores ganan menos de 4 salarios mínimos, que de acuerdo a los expertos, son insuficientes para mantener a una familia de 5 personas, pues según los economistas de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México), se requieren 8 salarios mínimos para garantizar una vida digna.
Que no le haga al enmascarado el actual Secretario del Trabajo, Alfonso Navarrete Prida, al declararse partidario de que aumenten los salarios mínimos previa garantía de que no habrá inflación, pues tal garantía la puede otorgar el Gobierno al prohibir a los empresarios elevar los precios aunque se limiten sus márgenes de ganancias.

El dicho de que, “No hay Mal que por Bien no venga”, se puede aplicar al actual gobierno y a los empresarios que protege, pues si bien sería “malo” para ellos, limitar sus ganancias, se podría garantizar la tranquilidad del país, mientras que si se sigue apretando el cinturón de grandes sectores de la población nacional, la inminencia de un estallido social seria irreversible y catastrófica para todos.