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Aunque no sea médico

Una mujer presta primeros auxilios a un enfermo.
El tener ciertos conocimientos de primeros auxilios puede servir para curar sin tener que ir al hospital, para evitar infecciones o incluso para salvar una vida.
sábado, 30 de agosto de 2014
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A veces, salvar la vida de una persona no depende sólo de los médicos. Es posible que una persona pueda echar una mano necesaria para que un accidente inesperado no pase a mayores.

El tener ciertos conocimientos de primeros auxilios puede servir para curar sin tener que ir al hospital, para evitar infecciones o incluso para salvar una vida.

Una nariz sangrante, un corte en una rodilla, una bajada de tensión o una hemorragia severa son situaciones en las que una persona con nociones de primeros auxilios puede echar una mano.

LO BÁSICO

En primer lugar, este enfermero o enfermera improvisado ha de mantener la calma. El no ponerse nervioso ante una situación de cierta emergencia puede resultar difícil, pero es la clave para que los primeros auxilios sean los correctos.

Si el accidentado presenta dolor en el cuello o la espalda, no moverle bajo ningún concepto, así como si ha sufrido algún desmayo.

El socorrista no debe olvidar que, aun teniendo ciertos conocimientos, no es un médico. Por lo tanto, la opción más responsable es llamar a cualquiera de los números de emergencia y esperar junto al herido a que lleguen los sanitarios, personas que sabrán cómo hacer su trabajo.

Muy a menudo, el mejor tratamiento es que una persona acompañe a la víctima y le intente tranquilizar hasta que lleguen los profesionales.

Para accidentes caseros de leve importancia, el botiquín habrá de estar a punto, conteniendo gasas esterilizadas, alcohol de 96 grados, esparadrapo, jabón, antisépticos, paracetamol, tiritas, agua oxigenada, un termómetro, algunas vendas y soluciones y cremas antisépticas.

Con todo esto, se asegura que cualquier accidente casero no acabe en una infección y sea curado de manera rápida.

ACCIDENTES MÁS GRAVES

En el caso de pequeños cortes o accidentes de mínima importancia, casi todo el mundo tiene una noción de qué ha de hacer. Sin embargo, la cosa cambia cuando nos enfrentamos a otras situaciones de mayor gravedad.

Una pérdida de consciencia ha de ser atendida desde el primer momento en que se produce. En el caso de las lipotimias, basta con tumbar a la víctima y elevarle las piernas en un ángulo de 45 grados para que el riego sanguíneo vuelva al cerebro.

En unos minutos estará recuperado. En casos más complejos, como síncopes o colapsos, se requerirá en ocasiones una reanimación cardiopulmonar o RCP.

Esta reanimación consiste en una mezcla de masaje en la zona del corazón y una introducción de aire boca a boca. Con ello se consigue que el corazón del paciente recobre la actividad y que el aire vuelva a sus pulmones.

No obstante, para realizar este tipo de reanimación se requiere una formación previa: un uso incorrecto de esta técnica puede tener consecuencias letales para la víctima.

Si el masaje se realiza con demasiada fuerza, por ejemplo, se puede romper una costilla. Si los ciclos de respiración no se cumplen, no surtirán efecto.

La mayoría de situaciones requiere un análisis previo que certifique que la víctima realmente necesita cuidados cardiorespiratorios complejos; es decir, un análisis del entorno, de la situación y del propio enfermo.

Sólo si, efectivamente, se comprueba que la persona carece de actividad cardiaca o respiratoria, o ambas, se procede al masaje. Hay que recalcar que éste sólo se hará si es totalmente necesario y no hay ningún experto cerca.

Puede salvar vidas, pero es peligroso.

En el caso de hemorragias, lo primero que se hará será taponarlas, preferiblemente con material estéril. Se recomienda también el uso de agua oxigenada, o de agua y jabón para lavar la herida, y de algún antiséptico para sellarla si la separación entre bordes no es demasiado grande.

Si se ha clavado algún objeto, no se debe sacar, sino fijarlo hasta que el herido sea trasladado a un hospital. En cualquier caso, la prioridad número uno será la de obstaculizar la salida de la sangre para que el herido no pierda demasiada, ya que en ese caso las consecuencias pueden ser fatales.

Para aplicar técnicas de primeros auxilios es conveniente e incluso necesario que la persona que vaya a practicarlas haya acudido a algún curso o tenga conocimientos previos.

Todo el mundo puede acceder a estos cursos, que en la mayoría de casos son gratuitos, y contribuir con ella a salvar muchas vidas o a ayudar a personas en situaciones complicadas.

Por Alberto Barco

EFE-REPORTAJES /mlr

 

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