Alíber López

Optica Política

Optíca Política

Respecto al aumento salarial al magisterio que se hará efectivo en las próximas quincenas, retroactivo al 1 de enero del año en curso, nos parece necesario realizar algunas precisiones.

De entrada no se está aumentando el salario base, en un 6.2 % sino en un 3.4 %, el más bajo desde los últimos aumentos que van desde un 4.9 en 2010, 4.75 en 2011, 4.25 en 2012, 3.9 en 2013 y 3.5 % en 2014.

Actualmente se aumenta menos que en años anteriores, aun y cuando la inflación sea mayor; el año pasado, la inflación según datos oficiales, fue de 4.08 %, de manera que de entrada perdemos oficialmente .64 % de nuestro poder de compra del año pasado.

Del resto del porcentaje de aumento, el .6 % se aplica a una partida que se llama de fortalecimiento y el 2.2 % a las prestaciones sociales, cuya aplicación indirecta a diversos programas sociales sindicales, no se materializa en ingresos reales que se aprecien en el salario.

Si tomamos en cuenta que un maestro de primarias en la frontera gana 9 mil 22 pesos mensuales, el fabuloso aumento o regalo a los maestros de 306 pesos más, no alcanza ni para la pesera de ida y vuelta a un solo destino; si se usan varias peseras, ya estuvo que se diluirá el fabuloso “regalo” al magisterio.

Ahora que si de gasolina se trata en caso de que el maestro o la maestra tenga carro, no vemos como le rendirían alrededor de 10 pesos diarios de gasolina.

Tal vez complete para poco más de medio kilo de tomate, uno o dos aguacates o de perdido una coca cola, uno de los venenos que está matando a los mexicanos.

Hace unos días comentábamos que el salario mínimo suficiente para vivir decorosamente debería ser de 10 mil 800 pesos mensuales, de manera que para que el aumento magisterial alcanzara esa cifra, debería ser 5 veces mayor, el aumento concedido.

Sabemos que eso tiene que ver con el presupuesto del gasto público en educación que para ser suficiente para mejorar su calidad, debiera ser por lo menos, cuatro veces mayor.

Obviamente para que eso suceda debería mejorar la economía nacional y reordenarse el gasto público. Bajar radicalmente esos enormes salarios que ganan los altos funcionarios públicos, bajar radicalmente los índices de corrupción en la mayoría de las Secretarias de Estado, combinando tales acciones con un aumento porcentual de impuestos a los grandes consorsios, televisivos, de la Industria minera, energética, telefónica, alimentaria y automotriz, entre otras, significaría una buena disposición de recursos financieros para el bien social.

La nueva camada de Diputados Federales tendrá que buscar caminos para impulsar a la nación hacia mejores destinos, que la anarquía y el caos social garantizado, que se vendrá si seguimos transitando por el mismo camino.