Rogelio Rodríguez Mendoza

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miércoles, 10 de agosto de 2016
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No sé si suceda lo mismo en los 43 municipios de Tamaulipas, pero al menos en el de Victoria la prestación de servicios públicos es un desastre.

No encuentro en mi memoria una situación parecida a la que padecemos los victorenses con respecto a temas como el de la basura, la pavimentación y el alumbrado público, y desde luego el de la seguridad pública.
Distinguida durante décadas como “Ciudad Limpia, Ciudad Amable”, Victoria es hoy una urbe con la mayor parte de sus calles destrozadas, con sus banquetas inundadas por “montañas” de basura acumulada durante días, y con corporaciones policiales como la de Tránsito, realizando su tarea en destartaladas patrullas.
La desesperación es tal que en algunos sectores, como el de la colonia Nacozari, los vecinos decidieron cerrar una calle precisamente con la basura acumulada.

Fue una forma de protestar por la incapacidad de la autoridad municipal para cumplir con su tarea.
En otras colonias, los vecinos optaron por cooperarse para contratar un camioncito que recoja los desechos al menos dos veces a la semana.
Hay personas que ante la sordera oficial han decidido reparar ellos mismos los baches de su calle.
En un afán por encontrar explicación a las cosas, le pregunté a algunos funcionarios públicos municipales y a varios regidores las posibles causas del abandono que enfrenta la Capital del Estado, pero nadie sabe precisar orígenes.
Queda claro, sin embargo, que el principal origen de todo es la ineptitud de quienes gobiernan el municipio.
Es cierto que está en proceso el último suspiro de la administración municipal porque faltan menos de dos meses para que concluya su ejercicio, pero de ninguna manera eso puede ser pretexto para que un gobierno se cruce de brazos y diga “ya no hay dinero, y háganle como puedan”.
Porque eso es lo que están pretextando en el municipio: que no hay dinero para cumplir con la recolección de basura y con el bacheo.
No obstante, en el fondo lo único que no hay es voluntad para intentar resolver el agobio capitalino.
Si hubiera voluntad las cosas serían diferentes.

Por ejemplo, si hubiera voluntad, el alcalde Fernando Méndez Cantú, estaría tocando puertas en instancias estatales y federales para conseguir ayuda.
Incluso, la misma Iniciativa Privada podría ser una alternativa de apoyo si el Gobierno se lo pidiera.
El problema está en que nadie hace nada.

Su único pretexto es de que ya no hay dinero y de ahí no los sacan. Queda claro que los victorenses hemos tenido mala suerte con los últimos gobiernos.
EL RESTO.
Mientras los panistas se aprestan a renovar su dirigencia estatal para no perder tiempo en afianzar el capital político ganado el cinco de junio, los priistas siguen en la modorra.
A los del PRI sigue sin caerles el veinte de que perdieron todo.

A pesar de la paliza recibida, la actual dirigencia encabezada por Rafael González Benavides sigue esperando “línea” para renunciar.
El problema es que tampoco hay quien mande “línea”.
Bajo ese panorama me sumo a quienes dan por hecho que el PRI dejara de ser el inquilino de Los Pinos en el 2018.
ASI ANDAN LAS COSAS.
roger_rogelio@hotmail,com

 

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