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"El Marrana" sepultaba enfermos en panteón fantasma

El Marrana fue quien enterró a las personas cuando el tiempo de ‘la gripe’, nadie podía enterrarlos, en 1917.
viernes, 31 de octubre de 2014
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CUAUTITLÁN, Méx., octubre 31 (EL UNIVERSAL).-

Es un panteón fantasma, donde “El Marrana”, cuyo nombre de pila se perdió en la memoria, era el encargado de recoger diariamente casa por casa a los muertos en el tiempo de “la gripe” y sepultarlos en el cementerio del pueblo de San Mateo Ixtacalco, cerrado en 1917 para prevenir contagios.
El predio de unos siete mil metros cuadrados está bardeado y el zaguán cerrado con cadena y candado.

Unas 10 cruces y sepulcros dan testimonio que alguna vez fue panteón, el cual a principios del siglo XX recibió los cuerpos de decenas de habitantes de San Mateo Ixtacalco muertos por “la peste”.
“El Marrana fue quien enterró a las personas cuando el tiempo de ‘la gripe’, nadie podía enterrarlos, en 1917.

Tenemos el panteón, incluso está cerrado por esa epidemia”, relata Juan Carlos Rosales García, tesorero del Comité Organizador del Mictlán, festival de Día de Muertos que se realiza cada año en San Mateo Ixtacalco.
El panteón fue clausurado en 1917 tras la epidemia y casi junto fue construido el nuevo cementerio.
“El Marrana su principal papel era, nos cuentan los antepasados, que pasaba a las casas y decía si tenían un difunto, él lo echaba en una carretilla y lo llevaba al panteón”, dice Rosales García.
El año pasado el Festival de los Muertos de San Mateo Ixtacalco conmemoró a “El Marrana”, cuyo nombre no pudo ser recuperado de entre los sobrevivientes de la época o de algún documento.
“En la carretilla llevaba hasta seis personas, llegaba al panteón y fue el único que hizo esa labor.

Por eso se le reconoció en este pueblo. El año pasado fue el homenajeado”, expresa Rosales García.
Agrega: Murieron en la peste.

Según estudios, si se abre ese panteón puede estar ese virus vivo y puede desatar otra epidemia”.
Menciona que algunas personas todavía visitan el cementerio, al que “llegan a entrar, por encima se puede caminar.

Hay personas que recuerdan todavía sus difuntos ahí, van a limpiar. Pero rascar no se puede”.
Colonos de viviendas cercanas al panteón fantasma relatan que, según testimonios de sus bisabuelos, el cementerio tenía barda pero se perdió y fue construida otra a principios de la década de los 70, que es la que se conserva.
“Dicen que no lo mueven, que todavía puede existir el virus ahí.

Pero dos o tres se han enterrado. Tiene años que ya no, pero todavía hace como 25 años sepultaron a alguien”, recuerda un poblador.
“Jugábamos en el panteón, nunca nos daba miedo.

Había muchachos grandes que se ponían a jugar dominó arriba de las tumbas, había algunas muy chaparritas. Eran las siete, ocho de la noche, había árboles grandes y servía para jugar escondidillas ahí”, afirma, en alusión a la época cuando no había barda.
Añade: “Platicaban los abuelos que había una persona que pasaba a preguntar en las casas ‘¿no hay nada ahora?’.

No sé qué fue, dicen que la gripa y otros que el tiempo del tifo. Falleció, platicaban que hubo el día que ya no pasó el que siempre pasaba con su carretillita, que ya le había tocado”.
Los pobladores analizan si pueden reutilizar el panteón fantasma.

Pero ya no hacia abajo, por temor a la epidemia, sino construir una plancha de cemento y sobre ella colocar gavetas, para dar utilidad al predio y recuperar su función original.
Este año los habitantes de San Mateo Ixtacalco recordarán a otro personaje de su pueblo, Dimas Fidel Saldaña Jiménez, ya fallecido, quien fue el que trajo a la comunidad la representación en vivo de la Crucifixión de Cristo.

 

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