En la opinión
Pbro Miqueas Cantú Garza
Génesis 40:14 muestra a José convencido de que los sueños provenían de Dios; José les dice a los empleados de Faraón, que el sueño interpretado por él era una realidad.
“acuérdate, pues, de mí cuando tengas ese bien, y te ruego que uses conmigo de misericordia, y hagas mención de mí a Faraón, y me saques de esta casa.
La cotidianidad de la vida de José en la cárcel, poseyó precioso don, para permanecer en una disposición de apertura y buen ánimo pese a la crisis, problemas y obstáculos; así como expresó el filósofo alemán Immanuel Kant Como el camino está sembrando de espinas, Dios ha dado al hombre tres dones: la sonrisa, el sueño y la esperanza.
José fue práctico, condujo con honestidad en su vida cotidiana, con convicciones propias, consistencia y confianza en Dios. Él no elimina el esfuerzo, la tensión, el peso de la vida cotidiana; al contrario, fue un hombre muy creativo, con un alto sentido de vocación de servicio, con un llamado de realización y cumplimiento en alegría, certeza y persistencia; convencido que son estas las acciones lo que hace posible lo imposible; lo posible probable y lo probable realizable.
Los sueños, fue el don que Dios le dio como instrumento para vivir en tres tiempo al mismo tiempo; el pasado al recordar a Faraón para restablecer la confianza que éste le tenía; el presente y lo futuro Dios lo tenía planeado.
Él le abrió puertas de posibilidades en el lugar más cerrado a las oportunidades... la cárcel; sin embargo, José se enfoca en creatividad, espontaneidad, energía, relaciones, capacidad para soñar, audacia y sentido de fe, Dios depositó todo esto en su corazón para que viviera una vida cotidiana saludable; de ahí lo llevó de la cárcel al trono de Egipto a posesionarse como el segundo de Faraón.
Las pequeñas cosas cotidianas, en la práctica se hacen y traen grandes sorpresas.
José alcanzó la grandeza porque Dios lo prosperó.